Mesopotamia
Mesopotamia significa en griego "entre ríos". La región así
denominada abarcaba inicialmente los territorios comprendidos entre los ríos
Tigris y Eufrates. En la actualidad comprende a Iraq y el este de Siria.
La abundancia de agua creó una gran riqueza natural, hasta el punto de
que, según la Biblia, estuvo allí localizado el Paraíso. El neolítico pronto
alcanzó un gran desarrollo en Mesopotamia, con asentamientos urbanos importantes, como Eridu
o Uruk (desde el año 3.750 a.c.).
En esta ciudad comenzó, muy probablemente, un sistema complejo
de escritura. La historia de
Mesopotamia es una sucesión de civilizaciones, iniciada por los sumerios (3.000
a.c. - 2.350 a.c.). Estos son vencidos por las huestes de Sargón, rey de los
acadios (Akkad), que imponen su poder hasta 1.800 a.c.
Desde ese momento conviven dos importantes culturas: los asirios
(Assur), al norte, y los babilonios (Babilonia), al sur. Cada uno evoluciona de
forma diferente, pero ambos acabarán dominados por pueblos guerreros llegados
del este, los persas (Persia), medos y aqueménidas.
MAPA DE MESOPOTAMIA
RELIGIÓN:
La religión en el mundo Mesopotámico domina todo y permanece
más o menos inalterable hasta la conquista musulmana.
Está basada en un principio en las fuerzas de la naturaleza que se identifican con los dioses: el dios del agua es
Enlil, el del cielo Anu y el de la tierra Enki. Estos dioses poco a poco van tomando
forma, primero con símbolos y van a acabar teniendo forma humana. Anu va a
ser el dios de los dioses.
Posteriormente se van configurando nuevos dioses: la gran diosa Inanna, que más
tarde se va a identificar con Ishtar, va a ser la diosa más venerada. Es la
diosa de la fertilidad y del amor. Sin será la luna y Shamash el sol.
A estos se les van a unir otros dioses que van a ser venerados sólo en algunas
zonas, como Assur en Asiria o Marduk en Babilonia.
Pese a ser extremadamente importante, la religión en Mesopotamia no tiene un
desarrollo artístico tan importante como en Egipto. También creen en espíritus maléficos y demonios,
creencia que sí va a influir en el arte pues
hay numerosas representaciones artísticas para espantar a estos espíritus ya
que, entre otras cosas, creían que estaban relacionados con las enfermedades.
Ligado a la religión hay un mundo que en Mesopotamia tuvo un gran auge: la
magia, especialmente la relacionada con la observación de los astros, la astrología, de la que los pueblos mesopotámicos van a tener un
gran conocimiento que transmiten a otros pueblos.
Los templos van a ser grandes complejos que se van desarrollando a través de
las distintas épocas y en ellos se da una gran burocracia.
No es sólo una institución religiosa, sino también política y
administrativa. Así, en torno al
recinto religioso se van a construir una serie de estancias e incluso el
palacio del rey. El monarca va a ser el que debe construir los templos. Así, el
rey-sacerdote pone la primera piedra de estas construcciones, que para los
mesopotámicos era muy importante, por lo que hay muchas representaciones de
este hecho.
SOCIEDAD:
Las ciudades están aglomeradas en unas ciudades-Estado que son autónomas e independientes y que están
gobernadas por un monarca que dirige el ejército, administra la justicia y dirige los ritos religiosos junto a los sacerdotes.
Es el dueño y señor de todo el territorio.
Hay dos tipos de nobleza: la nobleza cortesana y la nobleza empleada, o bien en
el ejército o en la administración. También hay escribas, aunque no están
representados como en Egipto, pero que también están muy bien considerados y
están ligados al templo. La clase urbana está formada por mercaderes y artesanos. Por
debajo se sitúan los campesinos y por último los esclavos. Esta sociedad está bien organizada desde un principio. Prueba
de ello es la legislación que hay desde muy pronto, como la de Ur-Namu, que es
la más antigua, de la época neosumeria, o el código de Hammurabi, ya de época babilónica.
Este desarrollo de los pueblos se ha podido estudiar gracias a su
conocimiento de la escritura. Se conoce desde finales del IV milenio, con los
sumerios. Se trata de una escritura cuneiforme, llamada así por el aspecto de
los trazos, que es en forma de cuña. La escritura ha aparecido en tabletas de
arcilla blanda y era realizada con un buril o cálamo, con los que se van
haciendo los trazos, tras lo que se cuecen las tabletas, para que se
endurezcan. Las primeras tabletas eran funcionales, escritas en ladrillos en
los cimientos de los templos, y luego ya apareció en relieves, en materiales duros, etc.
La escritura cuneiforme se conoce desde 1802 gracias a Groterfend que
descifró la estela persa de Behistun, que estaba escrita en tres lengua: persa, acadio y elamita. Se sabe de la existencia de bibliotecas, pero han desaparecido. La más importante fue la
de Nínive.
El pueblo mesopotámico estuvo muy desarrollado y fue poseedor de gran cultura. Fueron los grandes conocedores de la astrología:
conocían planetas, movimientos, constelaciones, inventaron el
horóscopo, etc.
También tenían grandes conocimientos de medicina y cirugía, de lo que quedan notas, por ejemplo,
en el código de Hammurabi.
Sobresalieron en el cálculo matemático
y en las operaciones mercantiles. También tenían grandes textos
relacionados con el mundo de la literatura:
hay restos de poemas épicos, oraciones, textos didácticos, etc., pero
siempre con una finalidad práctica, que era la continua exaltación del poder,
un continuo carácter político y religioso. Las artes plásticas
también tenían esta finalidad, no existe la motivación estética, por ello no se conocen nombres de artistas, ya que
sólo sirven para exaltar al poder con un matiz propagandístico.
LA ARQUITECTURA:
La producción artística, de la que hasta ahora hemos
indicado las características esenciales, se expresa a través de una serie de
"géneros" o categorías sobre cuya autonomía es, evidentemente,
posible formular reservas. Pero también es verdad que el culto de las formas
tradicionales, con los fenómenos de supervivencia y arcaísmo, junto con el
componente religioso y hasta mágico de los modelos, confiere a estos últimos una función esencial.
Sería un error creer que, como en el caso de otras civilizaciones, esto sirve
sobre todo para las artes figurativas. Antes bien, la tipología arquitectónica,
es decir, el conjunto de modelos (casa, templo, palacio etc.) del cual dependen
las obras completas, constituye un adecuado paralelo de la tipología
escultórica, detal manera que las formas tipo de los edificios tienen valor de modelos no menos que las estatuarias.
Por otra parte, esta convergencia que la crítica moderna sugiere entre las tipologías de la
arquitectura y las iconografías de las artes visuales (o sea las imágenes figuradas
que brotan de la creatividad de escultores y pintores) halla en Mesopotamia,
(como en otras regiones del próximo oriente antiguo, en particular Egipto) una
comprobación muy considerable.
Esto se verifica especialmente en el caso de los toros alados de cabeza
humana, insertados en las puertas de los palacios para protegerlos con su fuerza mágica (carácter profiláctico); y en el de los
relieves esculpidos en las paredes de las salas, como guía ideal de los
visitantes. Asistimos aquí (como para las esfinges situadas en la entrada de
los templos egipcios) a las manifestaciones de un arte que combina elementos
arquitectónicos y escultóricos al realizar sus fines determinados. En tales
fines se pueden reconocer las condiciones necesarias para entender la
articulación de la tipología arquitectónica. Así, en el culto de los dioses
encontramos la premisa natural del templo, en la expresión del poder real de
palacio. Ni ciertas carencias están privadas de significado: por ejemplo,
faltan los edificios para espectáculos y deportes,
ya que estas actividades van unidas ambas a la vida del palacio y del templo,
sin asumir autonomía propia.
Como se ha dicho, la actividad fundamental de las gentes mesopotámicas es la construcción de templos en honor de los dioses. Ya antes
de los sumerios y después de ellos a través de la documentación no sólo antropológica, sino también
literaria, parece clara la dinámica del pensamiento mesopotámico: en el ámbito de la
ciudad-estado del sistema político con el que los sumerios se asoman a la
historia, cada centro tiene su dios, cada dios tiene su soberano que lo
representa en la Tierra; y es deber primero del soberano erigir lugar de culto,
para que el dios pueda complacerse y asegura como contrapartida el gran recurso
necesario para la vida de la región, esto es: el agua fecundadora de los campos.
Una inscripción del soberano sumerio más famoso, Gudea que gobernó la
ciudad de Lagash alrededor del 2000 a. C., expresa estos conceptos de forma tan
evidente que conviene citarlo directamente. Habla en primera persona el
dios de la ciudad: "Cuando el fiel pastor Gudea empiece a construir mi
templo real, el agua será anunciada por un viento en el cielo: entonces la
abundancia llegará a ti desde el cielo e hinchará la tierra. Cuando se coloquen
los cimientos de mi templo, entonces habrá prosperidad. Los grandes campos te
llevarán frutos, las osas y los canales se llenarán de agua para ti"
"..." E la tierra de los sumerios el aceite se producirá abundancia, la lana se pesará en gran
cantidad "..."El día en que empieces a construir mi templo, yo pondré
el pie sobre los montes, allí donde habita la tempestad; desde el
lugar de la tempestad, desde los montes, desde los lugares puros, yo te mandaré
la lluvia, que dará vida a la tierra". Circunstancias ambientales
determinadas, referentes al material, condicionan la construcción de los
templos.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjW_xTjzqKRmwWWZPa69fBQjjhCnDhEValHk4TS-VC9s3VwsZEBV7sThVJEANnhvYGxiEqBaMWeJDuF5iBw7dyVefa4LPo8_6ekMnBPB3RN4W7PMnLBY3yeEIIWaIxf16IGJUieYyRr0OI/s1600/zigurat1.gif)
En el área Mesopotámica, y particularmente en el sur, se construye desde
la prehistoria con ladrillos de arcilla, modelados y secados
al sol. Se superponen de una forma tan compacta y maciza, que el muro raramente
aparece interrumpido por ventanas, las cuales comprometerían su solidez. Falta
la columna: o por lo menos no existe la columna con función portante, sino a
veces con función ornamental. Las paredes se articulan con frecuencia en
entrantes y salientes, que mitigan la uniformidad pero no la solidez. La luz se
obtiene mediante aberturas en el techo. Las puertas de acceso tienen amplias
dimensiones y constituyen la única interrupción efectiva de la continuidad de
las paredes.
Desde el punto de vista de la planta, el templo mesopotámico aparece
inicialmente como único espacio rectangular, que tiene el altar en uno de los
lados cortos y la mesa de las ofrendas delante de él. El altar no puede faltar y por
ello la elevación formada por su plataforma en el lado corto de a planta es el
carácter distintivo del lugar sagrado. La entrada está a menudo en uno de los
lados mayores, o en ambos por la parte opuesta a la del altar. En la siguiente evolución del santuario (que tiene lugar ya en el periodo
prehistórico) al espacio único se añadan otros y aparece el uso del patio,
generalmente en el lado más ancho de la estancia sagrada.
En el conjunto así ampliado se insertan las habitaciones de los
sacerdotes y de los funcionarios, a veces también las de los escribas anexos a la administración del templo y los depósitos de los productos alimenticios. Lo completa el cinturón de
murallas y de esta manera queda separado del resto del área ciudadana,
constituyendo un temenos (área sagrada). El concepto de
área sagrada prevalece obre el del lugar sagrado; y existen témenoi con más de
un templo, además de con más de un palacio de soberanos porque, como veremos,
el edificio profano se integra muy pronto con el sagrado. Una distinción
fundamental que aparece desde la prehistoria, es entre templo "bajo"
y templo "alto"; el primero se apoya directamente en el suelo,
el segundo se construye sobre una terraza de base.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjC2DfMedrjx0CT3Ws7rEJE4Mntzl82Gox_8TFchyphenhyphenWSHnCnqm5WhyCCa8Bfn_LQAnRFYmxPjBDPtfFb2I4Tjnapq2iItzAbyF31uNDALdQRZzKOw6XXzjbMnoaRb3iFg-_01AEU2HQNvO8/s1600/zigurat.gif)
Zigurat
La terraza de base es el punto de partida de un ulterior tipo de
edificio sagrado, que será el más característico de toda la civilización
mesopotámica: el zigurat (o ziggurat) o torre del templo, construido por una
serie de terrazas superpuestas de dimensiones decrecientes hacia arriba, con un
santuario en el vértice. Un sistema de escaleras en los lados permite la
ascensión piso por piso, hasta la cima. Inmediatamente surge el recuerdo de un
típico monumento egipcio, la pirámide escalonada, que aparece más o menos al
mismo tiempo: y es difícil que no haya existido influencia entre un
tipo y otro Sin embargo, es problemático establecer en qué sentido y manera
tanto más que el destino de los dos monumentos es distinto, ya que el zigurat
permanece y se perfecciona en el tiempo; mientras que la pirámide escalonada
desaparece para dejar paso a la de pareces lisas.
El esquema de palacio mesopotámico no difiere (salvo en la falta de
espacio sagrado del templo): un patio alrededor del cual se disponen las
habitaciones, abiertas todas a dicho patio. La comunicación con el exterior se asegura con una puerta
que se abre a la calle. Tal esquema puede multiplicarse con la combinación de
otros conjuntos con un patio en el centro: ya a principios del
II milenio a. C. el palacio de Mari se extiende sobre en área de más de dos
hectáreas y media; presentando un conjunto de casi trescientas habitaciones.
Particular interés adquiere la presencia de grandes palacios de uno
o más santuarios (nosotros lo llamaremos capillas): evidentemente, la integración entre
edificio civil y edifico sagrado continúa y se desarrolla desde épocas
antiguas, con un cambio de importancia que enfatiza el carácter civil.
La arquitectura funeraria, tan esencial en otras religiones y
muchos pueblos vecinos presenta un desarrollo mucho menor en Mesopotamia. Sólo
en época sumeria, en la ciudad de Ur, se encuentran hipogeos de cierta
importancia.
A la I dinastía Ur (es decir, hacia mediados del III milenio a. C.)
corresponden las tumbas reales que se han hecho famosas tanto por la cantidad
de joyas que contenían, como por el sacrificio de los familiares y del séquito que allí se encuentra testimoniado. Las tumbas
están construidas por cámaras subterráneas abovedadas, en ladrillo, a las que
se accede por un amplio foso de paredes en declive, que penetra en el terreno
con ligera pendiente. Más importante arquitectónicamente, también en Ur, es la
necrópolis de la III dinastía (finales del II milenio).
A nivel del suelo sobre estas tumbas (igualmente subterráneas y
abovedadas) se eleva una construcción que tiene un aspecto de edificios con
patios: puede tratarse del lugar donde se veneraban los difuntos, o en cambio
puede ser su residencia en vida.
Es necesario recordar la situación religiosa que es la razón del escaso
desarrollo de la arquitectura funeraria. A diferencia de otros pueblos dela
antigüedad (concretamente los egipcios), los mesopotámicos tuvieron una fe muy
débil y vaga en la existencia ultraterrena. Que dicha fe no faltaba, nos lo
revelan en algunos textos que hablan de personajes de regreso de la morada de
tristeza y dolor en el más allá, o de visitas a tales personajes; pero se trata
de hechos limitados y, sobre todo, a nivel de superstición popular o de la mitología que evoca tiempos remotos. Es necesario
observar, para concluir, que la arquitectura mesopotámica, muy definida y
predominante en todo el valle de los dos ríos, registra también algunas
irradiaciones más allá de sus fronteras. La estructura de los templos anatólicos (que se observa en
distintos templos de lacapital, Khattusha) renueva la forma mesopotámica de las
habitaciones recogidas alrededor de uno o más patios, aunque las paredes
exteriores se abren en amplias ventanas por las que entra la luz. Otro tanto
puede decirse de la región siria, donde el poder mesopotámica se difundió con
gran fuerza.
En todo caso, reconocer una obra de arquitectura mesopotámica siempre es
posible y a menudo bastante simple. Toda una serie de características muy
evidentes constituyen el armazón de la identificación y a su vez su garantía:
tales características se refieren al arte que surgió o se irradió de
Mesopotamia, y que no se verifican en otros lugares, ni siquiera en alguno de
los mundos geográficamente vecinos un templo en planta central con un patio a
cuyo alrededor se recogen las diferentes habitaciones, con la cámara sagrada
señalada o el altar en el lado corto y por la mesa de las ofrendas delante de
dicho altar, es sólo mesopotámico. En Egipto la estructura era completamente
distinta, con una sucesión de espacios desde el exterior hasta el espacio
sagrado. El material de construcción contribuye decididamente a la
identificación: los ladrillos crudos son típicamente mesopotámicos, el
contraste entre ellos y la piedra egipcia es claro y lo mismo ocurre con sus
consecuencias totalmente distintas en cuanto aberturas y afluencia de luz.
Finalmente, la base del templo en las terrazas superpuestas y degradantes es un
hecho tan típico de Mesopotamia que hace rápidamente reconocible la
arquitectura, y no es ciertamente el breve paréntesis egipcio de la pirámide
escalonada el que pueda alterar este estado de las cosas.
Monumentos Principales:
a) El Templo: Consiste en un gran patio amurallado que en el
espacio correspondiente a uno de sus lados menores lleva lo que va a ser su
elemento más característico: el Zigurat.
El Zigurat es una torre cuadrada de varios pisos escalonados, en cuya
cima está el santuario. Las caras se orientan hacia los cuatro puntos
cardinales y se sube a los diferentes niveles por medio de una rampa que rodea
los cuatro lados, o por dos escaleras simétricas que trepan por el frente o os
laterales.
En su construcción se empleaban materiales muy ricos: mármol, alabastro,
lapislázuli, oro y cedro.
b) El Palacio: No existe una forma prevista para el palacio.
Tampoco es un edificio, sino una serie de edificaciones prismáticas de
distintos tamaños unidas entre sí por pasillos, galerías y corredores con
amplios patios intermedios y con murallas alrededor. Consistía en una sencilla
construcción cuadrangular con un patio central por el cual recibía luz y
ventilación. Se alzaba sobre terrazas de ladrillo a las que se subía por
escaleras y rampas con desagües para protegerse de las inundaciones y de la humedad.
Las puertas, cuyas hojas solían ser de bronce, estaban flanqueadas por estatuas
y toros alados con cabeza humana a los que se les atribuían poderes
protectores. Las paredes interiores se decoraban con pinturas al fresco sobre
enlucido de cal, o con revestimientos de ladrillos esmaltados de colores vivos
y relieves. Algunos de los palacios más importantes fueron los de Nínive,
Khorsabad y Nimrud.
Nínive